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Los Fénix reales: algunos seres vivos sobreviven al calor extremo

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Algunos seres vivos, como los tardígrados, los hipertermófilos y los gorgojos, han desarrollado mecanismos para sobrevivir al calor extremo.
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La ciencia del estudio de estos seres vivos que sobreviven al calor, aporta información sobre los límites de la vida y los mecanismos de adaptación al calor extremo.

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El mito del fénix: un ave que renace de las cenizas

El mito del fénix ha inspirado a artistas, escritores y filósofos durante siglos. Simboliza la renovación, la inmortalidad y la esperanza. Si bien no existe un ave fénix real, la ciencia nos ha revelado la existencia de seres vivos con una capacidad asombrosa para sobrevivir al calor extremo. Estos animales nos enseñan sobre los límites de la vida y la capacidad de adaptación que posee. La investigación sobre los extremófilos puede tener aplicaciones en diversos campos, desde la astrobiología hasta la medicina. La resiliencia de la vida, ejemplificada por el fénix, nos recuerda que incluso en las condiciones más extremas, la vida encuentra formas de persistir y prosperar.

El mito del fénix, aunque no real, simboliza la resiliencia de la vida ante condiciones extremas, como la capacidad de algunos animales para sobrevivir al calor extremo.

Los tardígrados: pequeños pero resistentes

Los tardígrados, también conocidos como osos de agua, son criaturas diminutas (menos de 1 mm) que habitan diversos ambientes, desde el fondo del mar hasta las cumbres de las montañas. Famosos por su resistencia extrema, pueden sobrevivir a temperaturas que van desde el vacío espacial (-273°C) hasta el calor abrasador (151°C). Soportan la deshidratación, la radiación y la exposición a sustancias tóxicas. Los tardígrados entran en un estado de animación suspendida llamado “tun” cuando las condiciones ambientales se vuelven hostiles. En este estado, su metabolismo se reduce al mínimo y pierden casi toda el agua de su cuerpo, convirtiéndose en una estructura similar al vidrio. Cuando las condiciones mejoran, los tardígrados reabsorben agua y vuelven a su estado activo.

Los tardígrados, diminutas criaturas, pueden soportar desde el vacío espacial hasta el calor abrasador gracias a su estado de animación suspendida.

Los límites del calor para los seres vivos

Las llamas alcanzan temperaturas superiores a 600°C, un calor insoportable para cualquier ser vivo. La combustión, la reacción química que produce las llamas, libera una gran cantidad de energía en forma de calor, rompiendo las moléculas orgánicas que componen la vida. Las proteínas, componentes esenciales de las células, se desnaturalizan a partir de los 42°C, mientras que las membranas celulares se rompen a partir de los 50°C. Incluso las células más resistentes, como las de las bacterias extremófilas, no pueden soportar el calor extremo de una llama directa.

Los seres vivos que sobreviven al calor extremo: los hipertermófilos arqueas

En las profundidades de las aguas termales y los respiraderos hidrotermales, donde las temperaturas pueden superar los 100°C, habitan los hipertermófilos. Estas arqueas, microorganismos unicelulares, son los seres vivos que mejor soportan el calor extremo. Algunos hipertermófilos, como Pyrolobus fumicolus, pueden vivir a temperaturas de hasta 122°C. Han desarrollado mecanismos moleculares para mantener la integridad de sus proteínas y estructuras celulares en condiciones de temperaturas abrasadoras. Las proteínas de los hipertermófilos están compuestas por aminoácidos diferentes a los de los seres vivos que viven en temperaturas templadas. Además, poseen enzimas que funcionan a altas temperaturas y mecanismos de reparación del ADN que corrigen los daños causados por el calor.

Los hipertermófilos, arqueas unicelulares, habitan ambientes con temperaturas superiores a los 100°C y poseen proteínas y enzimas adaptadas al calor extremo.

Los seres vivos que sobreviven al calor extremo: Los gorgojos del fynbos

En el fynbos de Sudáfrica, un ecosistema de arbustos propenso a los incendios forestales, habitan pequeños escarabajos llamados gorgojos. Estos insectos han desarrollado estrategias para sobrevivir al calor extremo de los incendios. Algunas especies, como Ocladius ocladiinae, excavan madrigueras en el suelo para refugiarse de las llamas. Otras, como Cryptolarynx variabilis, ponen sus huevos dentro de plantas con exteriores leñosos que resisten el calor. Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Montpellier encontró que Ocladius costiger puede sobrevivir a temperaturas de hasta 52,6°C, mientras que Cryptolarynx variabilis puede sobrevivir a 53,4°C. Estas temperaturas son significativamente más altas que las que pueden soportar otros insectos.

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Los gorgojos y sus límites de temperatura

Los gorgojos, al igual que todos los seres vivos, tienen un límite de tolerancia al calor. Si bien algunas especies pueden sobrevivir a temperaturas superiores a los 50°C, no pueden soportar el calor directo de una llama. Las estrategias de supervivencia de los gorgojos, como la excavación y la protección de sus huevos, les permiten escapar del calor extremo de los incendios forestales.

Los gorgojos del fynbos, ante los incendios forestales, excavan madrigueras o ponen huevos en plantas con exteriores leñosos para sobrevivir al calor extremo.

Los seres vivos que sobreviven al calor extremo

La investigación sobre los seres vivos que toleran el calor extremo, como los tardígrados, los hipertermófilos y los gorgojos, aporta información valiosa sobre los límites de la vida y los mecanismos de adaptación. Estas investigaciones pueden tener aplicaciones en diversos campos, como la astrobiología, la biotecnología y la medicina. El estudio de los extremófilos puede ayudarnos a comprender cómo la vida pudo haber surgido en la Tierra primitiva, cuando las condiciones eran mucho más extremas que las actuales. Además, las enzimas y proteínas de los extremófilos pueden tener aplicaciones en el desarrollo de nuevos medicamentos y biocombustibles.

Para seguir pensando

Si bien el mito del fénix no tiene una base científica literal, la capacidad de algunos seres vivos para sobrevivir al calor extremo y reemerger de las cenizas simboliza la resiliencia de la vida. La ciencia nos enseña que la vida encuentra formas sorprendentes de adaptarse y prosperar incluso en las condiciones más extremas. Los tardígrados, los hipertermófilos y los gorgojos son ejemplos de la increíble capacidad de la vida para resistir y superar los desafíos.