El iceberg A23a se libera después de 40 años

El iceberg más grande del mundo, el A23a, se desprendió de la Antártida en 1986, pero se quedó atascado en el lecho marino durante casi 40 años. Ahora, el enorme bloque de hielo, que tiene una superficie de unos 1.550 kilómetros cuadrados, se está moviendo hacia el norte gracias al deshielo de su parte inferior. El A23a ha sido el iceberg más grande del mundo en varias ocasiones, ya que otros icebergs más masivos se han ido desintegrando mientras él permanecía en su lugar.

El destino del iceberg más grande del mundo

El A23a será empujado por las corrientes oceánicas hacia el Pasaje de Drake, también conocido como el cementerio de los icebergs, donde la mayoría de los grandes icebergs nacidos en el mar de Weddell terminan por derretirse. Sin embargo, en su camino podría encontrarse con algunas islas que podrían suponer un riesgo para la vida silvestre y la navegación. Una de ellas es Georgia del Sur, una isla habitada en el océano Austral que alberga enormes colonias de pingüinos. En 2020, otro iceberg gigante, el A68a, estuvo a punto de chocar con esta isla, lo que habría afectado a la alimentación de los pingüinos.

El origen del iceberg más grande del mundo

El A23a se originó en 1986 cuando se separó de la plataforma de hielo Filchner, una gran extensión de hielo flotante que se forma por el deslizamiento de los glaciares desde la Antártida hacia el mar. Las plataformas de hielo son importantes para la estabilidad del continente helado, ya que actúan como barreras que frenan el flujo de los glaciares. Sin embargo, el cambio climático está provocando el adelgazamiento y la ruptura de algunas de estas plataformas, lo que podría acelerar el aumento del nivel del mar.

El tamaño del iceberg más grande del mundo

El A23a es un iceberg de dimensiones colosales, que supera en tamaño a muchas ciudades y países. Por ejemplo, es tres veces más grande que la Ciudad de México, CABA o Santiago de Chile, casi dos veces más grande que Quito y más grande que la isla de Córcega. El A23a tiene una altura de unos 400 metros, de los cuales el 90% está sumergido bajo el agua. Su masa de hielo es tan grande que podría contener más de 1 billón de toneladas de agua, según estimaciones basadas en otro iceberg similar, el A68.

El seguimiento del iceberg A23a

El A23a es un objeto de estudio para los científicos, que lo siguen mediante imágenes de satélite y otros instrumentos. El seguimiento de los icebergs permite conocer mejor su comportamiento, su impacto en el medio ambiente y los riesgos que pueden suponer. Además, los icebergs pueden proporcionar información sobre el clima pasado y presente de la Antártida, ya que contienen registros de las condiciones atmosféricas y oceánicas que se dieron cuando se formaron. El A23a es uno de los icebergs más antiguos que se conocen, por lo que podría revelar datos valiosos sobre la historia del continente helado.

El récord del iceberg más grande del mundo

El A23a no es el iceberg más grande que se ha registrado en la historia. Ese honor le corresponde al B15, que se desprendió de la plataforma de hielo Ross en el año 2000 y tenía una superficie de unos 11.000 kilómetros cuadrados, casi el doble que el A23a. El B15 se fue fragmentando en trozos más pequeños a lo largo de los años, algunos de los cuales todavía existen hoy en día. Otros icebergs históricos son el A38, que se separó de la plataforma de hielo Filchner en 1998 y tenía unos 8.500 kilómetros cuadrados, y el C19, que se originó en la plataforma de hielo Ross en 2002 y tenía unos 5.500 kilómetros cuadrados.

El futuro del iceberg

El A23a tiene un futuro incierto, ya que depende de muchos factores como las corrientes, los vientos, las temperaturas y las colisiones. Es posible que el A23a se mantenga intacto durante algún tiempo, o que se rompa en pedazos más pequeños que se dispersen por el océano. También es posible que el A23a se acerque a alguna isla y cause problemas ecológicos o logísticos, o que se aleje de ellas y se dirija hacia aguas más cálidas donde se desvanecerá lentamente. Sea cual sea su destino, el A23a seguirá siendo un fenómeno natural impresionante y un testimonio de la belleza y la fragilidad de la Antártida.

Para seguir pensando

El A23a es un recordatorio de los efectos del cambio climático, que está alterando el equilibrio de la Antártida y amenaza con provocar consecuencias irreversibles para la humanidad y la naturaleza. El A23a nos invita a reflexionar sobre nuestra responsabilidad con el medio ambiente y a tomar medidas para protegerlo.