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La tierra después de los humanos

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La tierra después de los humanos florece con vida salvaje, ciudades en descomposición, atmósfera restaurada y una biósfera recuperándose.
Naturaleza, Biodiversidad, Ruinas urbanas, Recuperación ecológica, Adaptación animal,
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La tierra después de los humanos, Aunque suene a ciencia ficción, algunos científicos han intentado imaginar cómo sería la Tierra sin nosotros

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La Tierra después de los humanos

¿Te has preguntado alguna vez qué pasaría con nuestro planeta si los humanos desapareciéramos? Aunque suene a ciencia ficción, algunos científicos han intentado imaginar cómo sería la Tierra sin nosotros, basándose en la evidencia que tenemos de lugares abandonados, de especies extintas y de cambios geológicos.

¿Qué pasaría con el ecosistema, las ciudades, la atmósfera, los mares, los ríos y la biósfera si los humanos dejáramos de existir? ¿qué especie podría dominar el planeta después de nosotros y cuánto tiempo le tomaría a la naturaleza recuperarse de nuestra huella?

El ecosistema

El ecosistema es el conjunto de seres vivos que interactúan entre sí y con el medio ambiente. Los humanos somos parte del ecosistema, pero también lo hemos alterado mucho con nuestras actividades. Hemos causado la extinción de muchas especies, la deforestación de bosques, la contaminación del aire y el agua, el cambio climático y la pérdida de biodiversidad.

Recuperación en Pandemia

Durante la pandemia de COVID-19, la disminución de la actividad humana ha tenido un impacto positivo en el medio ambiente. Según un artículo de TdeA, la reducción de la actividad humana ha permitido que los ecosistemas se recuperen y se reduzca la contaminación de la atmósfera, los ríos y los mares. Además, el confinamiento obligatorio ha permitido que la naturaleza se recupere y se reduzca la intervención humana en los ecosistemas. Según un artículo de National Geographic, la disminución de la cantidad de desplazamientos en vehículos a motor, la disminución de la producción industrial y el consumo se traduce en menos contaminación, aguas más limpias y cielos más claros. Además, un informe de las Naciones Unidas sugiere que una recuperación sostenible de la pandemia podría reducir hasta el 25% las emisiones de gases de efecto invernadero previstas para 2030 y acercar al mundo al logro del objetivo del Acuerdo de París de limitar el calentamiento global a 2°C.

Un artículo de NASA indica que la pandemia de COVID-19 y las limitaciones resultantes en los viajes y otros sectores económicos en países de todo el mundo redujeron drásticamente la contaminación del aire y las emisiones de gases de efecto invernadero en solo unas pocas semanas.

Si los humanos desapareciéramos

el ecosistema se beneficiaría enormemente. Muchas especies que están en peligro de extinción podrían recuperarse y expandirse por el territorio que antes ocupábamos. Los animales salvajes volverían a poblar las ciudades abandonadas y se adaptarían a los nuevos hábitats. Los insectos y los microbios serían los más numerosos y los más resistentes a cualquier cambio.

Los ecosistemas más afectados por los humanos, como las selvas tropicales, los arrecifes de coral o las praderas, podrían regenerarse con el tiempo y recuperar su diversidad y su equilibrio. Sin embargo, este proceso no sería inmediato ni fácil. Los especialistas concluyeron que, en el mejor de los casos, la naturaleza necesitaría de 3 a 5 millones de años para volver al nivel de biodiversidad que tenemos hoy en la Tierra, y entre 5 a 7 millones de años para que el reino animal regrese a los niveles existentes antes de la presencia de los humanos modernos.

Las ciudades de la tierra después de los humanos

Las ciudades son el reflejo de nuestra civilización y nuestra cultura. En ellas hemos construido edificios, monumentos, puentes, carreteras y todo tipo de infraestructuras. Pero también hemos generado mucha basura, plástico, metales y sustancias químicas que no se degradan fácilmente.

Si los humanos desapareciéramos, las ciudades se convertirían en ruinas. Sin mantenimiento ni electricidad, las estructuras empezarían a deteriorarse por la erosión, la corrosión, el fuego, los terremotos o las inundaciones. Las plantas crecerían por todas partes, rompiendo el asfalto y el hormigón. Los animales se refugiarían en los edificios vacíos y se alimentarían de lo que encontraran.

Algunas construcciones durarían más que otras, dependiendo del material y del diseño. Por ejemplo, la Torre Eiffel podría resistir unos 300 años, mientras que el Empire State Building se derrumbaría en unos 150 años. Los puentes colgantes se caerían en unas décadas, pero las pirámides de Egipto seguirían en pie por miles de años.

En poco tiempo, todo lo que quedaría de la humanidad sería una fina capa de plástico, isótopos radiactivos y huesos de pollo (matamos 60.000 millones de pollos por año) en el registro fósil.

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La atmósfera de la tierra después de los humanos

La atmósfera es la capa de gases que rodea la Tierra y que nos permite respirar y protegernos del sol. Los humanos hemos modificado la composición de la atmósfera al emitir gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono (CO2), el metano (CH4) o el óxido nitroso (N2O), que provocan el calentamiento global y el cambio climático.

Si los humanos desapareciéramos, la atmósfera se enfriaría gradualmente. Los niveles de CO2 empezarían a bajar a medida que las plantas lo absorbieran y lo convirtieran en oxígeno. El metano se descompondría en unos 10 años y el óxido nitroso en unos 100 años. Sin embargo, algunos gases como los clorofluorocarbonos (CFC) o el hexafluoruro de azufre (SF6) podrían permanecer en la atmósfera por miles de años, dañando la capa de ozono que nos protege de la radiación ultravioleta.

La temperatura global se reduciría unos 0,5°C en el primer año y unos 0,8°C en el primer siglo. Esto podría tener efectos positivos, como la recuperación de los glaciares y los casquetes polares, o negativos, como la alteración de las corrientes marinas y los patrones de lluvia. El clima seguiría cambiando por causas naturales, como las erupciones volcánicas o las variaciones solares, pero sin la influencia humana.

Los mares y los ríos de la tierra después de los humanos

Los mares y los ríos son fuentes de vida y de recursos para los humanos y para muchos otros seres vivos. Los humanos hemos explotado los mares y los ríos al pescar, navegar, extraer petróleo, construir represas o vertir residuos. Esto ha causado la contaminación del agua, la acidificación de los océanos, la pérdida de hábitats acuáticos y la disminución de las especies marinas.

Si los humanos desapareciéramos, los mares y los ríos se limpiarían poco a poco. Los residuos orgánicos se descompondrían por la acción de las bacterias y los hongos. Los residuos inorgánicos se irían depositando en el fondo o se dispersarían por las corrientes. Algunos materiales, como el plástico o el vidrio, tardarían mucho más en desaparecer que otros, como el papel o el algodón.

Los niveles de nutrientes y de oxígeno en el agua se equilibrarían, favoreciendo el crecimiento de las algas y el plancton. Los peces y otros animales acuáticos se recuperarían de la sobrepesca y se diversificarían. Los arrecifes de coral se regenerarían y formarían nuevos ecosistemas. Los ríos volverían a su cauce natural y crearían nuevas formas geológicas.

La biósfera

La biósfera es el conjunto de todos los seres vivos que habitan la Tierra. Los humanos somos una especie más dentro de la biósfera, pero también somos una especie muy especial, capaz de modificar el entorno a nuestro favor, de comunicarnos con un lenguaje complejo, de crear arte y ciencia, y de reflexionar sobre nuestra propia existencia.

Si los humanos desapareciéramos, la biósfera seguiría evolucionando sin nosotros. Las especies que hoy existen se adaptarían a las nuevas condiciones ambientales y darían lugar a nuevas especies. La selección natural favorecería a las más aptas para sobrevivir y reproducirse. La extinción seguiría siendo un fenómeno natural, pero no tan acelerado como lo hemos provocado nosotros.

¿Qué especie podría dominar la Tierra después de nosotros?

Eso dependería de muchos factores, como el clima, los recursos, la competencia o la inteligencia. Algunos candidatos podrían ser los primates, los cetáceos, los roedores o las aves. Pero también podrían surgir nuevas formas de vida que no podemos imaginar.

Lo que sí podemos imaginar es cómo sería un mundo sin humanos. Un mundo más verde, más salvaje, más diverso y más equilibrado. Un mundo que quizás nos echaría de menos… o quizás no.

Para seguir pensando

El ecosistema de la Tierra se vería beneficiado por la desaparición de los humanos, ya que se reduciría la contaminación, la deforestación, la caza y la pesca. Muchas especies amenazadas podrían recuperarse y expandirse por los territorios que antes ocupábamos. Los animales domésticos y las especies invasoras tendrían que adaptarse o extinguirse, mientras que otras especies salvajes, como los lobos, los osos o los elefantes, podrían prosperar. La naturaleza reclamaría las ciudades y las infraestructuras humanas, que se irían deteriorando y derrumbando con el paso del tiempo.